Hay cosas que no se pueden tolerar, haremos una reunión para cambiar nuestra forma de trabajo, nuestras normas de calidad y ver todo aquello que deben mejorar, dijo el martillo, que se encontraba ya cansado con las actitudes de sus compañeros.
Es así que se ha convocado para hoy, una reunión en la carpintería.
¿Qué extraño, no?
¿Te imaginas cómo será esta reunión de herramientas?
¿Lograrán arreglar sus diferencias?
¿Podrán ponerse de acuerdo?
Pues bien, esta extraña reunión comenzará en breve ... silencio, para que podamos oír ...
Con aires de superioridad, toma la palabra el martillo:
- Señores, se ha ido el carpintero, así que necesitamos ser rápidos antes de que vuelva, y como soy el líder del grupo, ejerceré la presidencia de la reunión.
- No, eso no. Buuuuuu (comenzaron a abuchearlo todos)
- Tú eres muy ruidoso, haces mucha bulla, además todo lo quieres solucionar con golpes, tú no puedes liderar la reunión. Fue lo que le dijo el tornillo.
- ¿Qué dices?, si es así, pues entonces tú tampoco puedes dirigir la reunión, no estás en capacidad ya que no nos servirías, no terminaríamos nunca dado que tú le das muchas vueltas a todo. Contestó el martillo.
- Tiene razón, dijo la lija, pero el tornillo le replicó.
- Tal vez estés de acuerdo con él, pero desde ya te digo que tú tampoco tienes derecho, lija, tú eres muy áspera en tu trato y siempre tienes fricciones con los demás, tampoco puedes pretender presidir la reunión.
- Al ver que el metro sonreía, avergonzada pero indignada, la lija respondió.
- ¿Por qué sonríes, metro?, tú tampoco podrías dirigir la reunión, a ninguno nos gusta tu comportamiento, te la pasas midiendo a todos según tu propia medida, te crees el único perfecto.
- El metro estaba a punto de contestar, pero se contuvo porque se comenzaron a escuchar otros ruidos afuera ... ¿Y ahora? ¿Se terminó la reunión? ... Pero si todavía ni se han podido poner de acuerdo en quién presidiría la asamblea.
Los ruidos que se escucharon era porque el carpintero estaba cerca, entró al taller, se puso su delantal, comenzó a tararear una canción ... lara lara la la la la ... y empezó su trabajo: tomó una tosca madera y comenzó a medir, a serruchar, a martillar, a lijar y a unir piezas, finalmente la tosca madera inicial quedó convertida en una linda mesa.
Terminada su tarea, el carpintero acomodó sus herramientas, aseguró la ventana, echó llave a la puerta y salió del taller.
- Estimados compañeros, quiero que retomemos la reunión, dijo el serrucho.
- Pero no se preocupen, no pretendo mandar ni evidenciar defectos, yo solo quiero que se den cuenta de una cosa: El carpintero ha entrado y nos ha utilizado a todos, a él no le ha importado nuestras debilidades sino que ha trabajado con nuestras virtudes, son nuestras cualidades las que nos hacen a cada uno valiosos y útiles, esta bella mesa que de seguro servirá a una familia en su hogar ha sido construida por todos nosotros en equipo. No sería mejor que nos mantuviéramos así, que en lugar de buscar nuestros puntos malos nos concentremos en resaltar nuestros puntos buenos.
Hubo un pequeño silenció, sabían que el serrucho tenía razón, todos en la asamblea tenían ánimos y esta vez querían hacer lo correcto, y es así como comenzaron a reconocer que el martillo era sólido y fuerte, que el tornillo servía para unir, que la lija era especial para afinar asperezas, que el metro era exacto y preciso. Se sintieron todos un gran equipo, orgullosos de sus fortalezas y capaces de producir cosas de calidad trabajando juntos.
Miraron la mesa, sonrieron felices y dieron por concluida la reunión.
- Me alegra mucho haber presenciado esta reunión, aunque ya había observado algo parecido en los seres humanos, cuando pueda participar de una trataré de replicar lo que he aprendido de las herramientas hoy.
Nosotros los seres humanos, también a menudo buscamos defectos en los demás, actuar así solo vuelve la situación más tensa y negativa, en cambio, al tratar de percibir con sinceridad los puntos fuertes de los demás, podemos hacer que florezcan los mejores logros.
Todos podemos encontrar defectos, pero solo las grandes personas pueden reconocer virtudes, pueden aconsejar con amor para la mejora de sus compañeros, pueden escuchar y reconocer sus propios errores, pueden estar dispuestos a la superación y a trabajar con su equipo.
Yo quiero ser de esas herramientas, yo quiero ser de esas personas.
- ¿Y tú?
Adaptación: Esther G.