Hoy volví a releer esta historia que me recordó que a veces damos por hecho el afecto que sentimos por las personas y asimismo el que ellas sienten por nosotros, dejando de preocuparnos por representarlas también con hechos.
La comparto con ustedes para que juntos podamos volver a amar y decir "Tú haz hecho una diferencia en mi vida" a quien realmente queremos que siga formando parte de ella.
Aquí la historia que voy a compartir:
Una profesora, estando cerca de finalizar el año escolar, decidió regalar a cada uno de sus alumnos una cinta púrpura que contenía las palabras:
"Tú hiciste la diferencia en mi vida" impresas en delicada letras de color oro.
Cuando ella entregaba personalmente la cinta a cada estudiante, le explicaba en que forma específica había contribuido a que esa clase fuera mejor. Para cada joven tenía un mensaje sincero y único.
Es así como a la profesora se le ocurrió observar que impacto tendría este hecho si se esparciera en la comunidad.
Por ello, decidió indicarle a cada estudiante que deberían preparar dos cintas más, y le dijo a cada alumno que entregara una cinta a la persona que en su opinión habían hecho una diferencia en su vida.
Les dijo también a los jóvenes que al entregar la cinta le dijeran a la persona por qué se la regalaban y en qué forma el elegido había hecho la diferencia, lo mismo deberían hacer las personas que fueron honradas con esta distinción.
Después de esto los estudiantes debían reportar en la clase cómo había sido la experiencia para cada uno.
Uno de los estudiantes que tenía un trabajo por horas en un restaurante, le dio una cinta a su jefe,
quien era un hombre descuidado, bastante gruñón y que difícilmente apreciaría el honor.
Sin embargo el joven lo admiraba mucho y esto fue lo que le dijo:
-Yo admiro y agradezco todo lo que usted ha hecho por mí, yo creo que usted es extraordinariamente creativo y además es una persona muy justa y generosa, ¿me permitiría ponerle esta cinta púrpura en su chaqueta, como un símbolo de mi gratitud y mi aprecio hacia usted?
El jefe del muchacho se sorprendió un poco, el muchacho le explicó por qué le daba la cinta y lo que él ahora debía hacer, así el jefe pensativo y agradecido aceptó:
-Muy bien -Le dijo el jefe-
Esa noche el jefe regreso a su casa luciendo con orgullo su cinta púrpura en su chaqueta, al lado de su corazón, saludó a su hijo de 14 años y le contó:
-Algo extraño me ocurrió hoy. Uno de mis empleados me regaló esta cinta.
Mira lo que esta escrito en ella.
"Tú hiciste la diferencia en mi vida"- decían las letras.
-Además -continuó el padre-, él me dio otra cinta para compartir con alguien que para mí ha hecho la diferencia en mi vida, con alguien muy especial, que significara mucho para mí.
Hijo -siguió diciendo el padre con calidez-, hoy ha sido un día muy difícil para mí, en realidad a veces todos los días los son, pero este pensamiento me ha distraído totalmente de mis quehaceres, camino a casa venía meditando y reflexionando y me dije a mí mismo que si hay una persona en mi vida a quien le daría esta cinta es a ti.
Yo sé que muchas veces soy duro contigo porque no te va bien en la escuela, porque tu cuarto es un caos, porque me contestas en formas desagradables a veces, pero hijo mío...
-el padre hizo una pausa, bajó la voz y puso su mano en el hombro del muchacho.
- Solo quiero decirte que tú y tu mamá, hacen toda la diferencia en mi vida y me gustaría que aceptes esta cinta como un símbolo de mi amor hacia ti.
Yo sé que debería decirte con más frecuencia lo que representas en mi vida, pero te amo y me siento muy orgulloso de ti tal como eres, eres un muchacho maravilloso, con grandes cualidades, desde que me convertí en padre toda mi vida tuvo una razón y esa eres tú".
Tan pronto el padre dejo de hablar, el hijo se soltó en un ataque de llanto, el padre lo abrazó en forma acogedora mientras acariciaba la cabeza del muchacho para tranquilizarlo.
-Hijo, qué tienes, te dije algo malo.