Quién no anhela tener éxito en lo que hace.El joven, el adulto y aún el niño, aspiran ser exitosos, sueñan con ser reconocidos, valorados y aceptados. Está comprobado que las heridas más profundas son producidas por el rechazo, el amargo sentimiento de no aceptación, pero quiero decirles que ni el rechazo, ni las barreras familiares o sociales, ni los frenos culturales, ni una difícil situación económica,son obstáculos que impidan lograr el éxito.
Una de las primeras cosas que debemos tener en cuenta para llegar a ser personas exitosas
es el reconocer y aprender de nuestros fracasos.
Todos hemos tenido fracasos en más de una oportunidad. Pero recuerda:
Fracaso no significa que todavía no hemos logrado nada,
significa que hemos aprendido algo.
Fracaso no significa que hemos actuado como necios,
sino que hemos tenido mucha fe.
Fracaso no significa falta de capacidad,
significa que debemos hacer las cosas de manera distinta.
Fracaso no significa que somos inferiores,
significa que no somos perfectos.
Fracaso no significa que hemos perdido nuestra vida y tiempo,
significa que tenemos buenas razones para comenzar de nuevo.
Fracaso no significa que debemos echarnos atrás,
significa que tenemos que luchar con mayor ahínco.
Fracaso no significa que jamás lograremos nuestras metas,
significa que tardaremos un poco más en alcanzarlas.
Fracaso no significa que Dios nos ha abandonado,
significa que Dios tiene un idea mejor.
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