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domingo, 10 de febrero de 2013

Las naranjas de Juan


Juan trabajaba en una empresa hace cinco años, siempre fue muy serio, dedicado y cumplidor de sus obligaciones, llegaba puntual y estaba orgulloso de que en cinco años nunca recibió una amonestación.

Cierto día busco al gerente para hacerle un reclamo:

-Señor, trabajo en la empresa hace cinco años con bastante esmero y estoy a
gusto con mi puesto, pero siento que he sido postergado. Raíl, ingreso a un puesto igual que al mío hace solo 6 meses y ya esta siendo promovido a Supervisor.

Mostrando preocupación el gerente – bien, le dice, vamos a conversar sobre ello.  Mientras resolvemos esto, quisiera me ayudes a resolver un problema.

-Quiero dar fruta al personal para la sobremesa del almuerzo de hoy. En la bodega de la esquina venden fruta. Por favor, averigua si tienen naranjas.

Juan se esmero en cumplir con el encargo y en 5 minutos estaba de vuelta.
-Bueno Juan, ¿qué averiguaste?
-Señor, tienen naranjas para la venta.
-¿Y cuánto cuestan?
-Ah... No pregunte por eso.
--Ok, pero viste si tienen suficientes naranjas para todo el personal?
--Tampoco pregunte por eso señor.
--¿Hay alguna fruta que pueda sustituir la naranja?
--No se señor, pero creo que sí...
--Bueno, siéntate un momento.

El gerente cogió el teléfono y mando llamar a Raúl.
Cuando éste se presentó, le dio las mismas instrucciones que le diera a Juan y aunque tardó un poco más, en 10 minutos estaba de vuelta.
Cuando Raúl retornó el gerente le preguntó:

-Y bien Raúl ¿qué noticias me tienes?

-Señor, si tienen naranjas, lo suficiente para atender a todo el personal y si prefiere también tienen plátano, papaya, melón y mango. La naranja esta a 1.5 pesos el kilo. El plátano a 2.20 la mano, el mango a 0.9 el kilo, la papaya y el melón a 2.8 pesos el kilo. Me dicen que si la compra es por una buena cantidad nos darán un descuento del 8 %. He dejado separada la naranja pero si usted escoge otra fruta debo regresar para confirmar el pedido.

--Muchas gracias Raúl, pero espera un momento...

--Se dirige a Juan, que aun seguía esperando estupefacto y le dice:

--Juan, ¿qué me decías?

--Nada señor, eso es todo con su permiso... 

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