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miércoles, 12 de diciembre de 2012

Cómo generamos algunos conflictos

 
Un hombre se mudo a un vecindario en el que no conocía a nadie.

Comenzó a instalarse en su nueva casa, pero a los pocos días mientras arreglaba algo necesitó un martillo y buscando en sus herramientas se dio cuenta que no tenia dicha herramienta.

Pensó en comprar uno, pero tambièn pensó que tenía que terminar pronto o si no el daño se podría agrandar.

Es asì que se le ocurrió entonces pedirle prestado uno al vecino, a quien él no conocía. 
No quería molestar a nadie, sin embargo quería terminar rápido.

Se dirigió dudoso a la casa del vecino recordando que le parecía algo hosca su cara, aunque nunca había hablado con él.

Pensó, que tal.. que tal vez al golpear la puerta del vecino, no le abriera, o peor que le dijera
- Usted acaba de llegar al vecindario y ya estaba pidiendo prestado de todo.

- Noooooooo,
 
¡Y que tal! -seguía reflexionando nuestro hombre, que el vecino desconfiara de que le devolvería el martillo.

Y si, Seguro el vecino necesita el martillo y no lo va a prestar.

Así nuestro hombrecito llega en medio de sus tormentosas presunciones a la puerta de su vecino. Dudoso frente a la puerta, golpea y el vecino le abre ... a lo que nuestro hombre aprovecha y le grita con arrogancia;

-Sabe que vecino...., mejor quédese con su maldito martillo !!!

Cuantas veces, como en este caso, nos armamos los conflictos en nuestra mente, en nuestros pensamientos y después se los cobramos a los que nos rodean?  . Cuantas oportunidades de crecer, de expandir nuestra vida o nuestras relaciones hemos desperdiciado por alimentar miedos y presunciones sin fundamento o exageradas?

Uno de nuestros grandes desafios es superar los miedos y prejuicios que nos alejan de los demás , debemos reconocer que estos provienen de nosotros mismos y que la mejor forma de crecer es superando los obstàculos primero, de mente y espíritu.

domingo, 23 de enero de 2011

Y que sepa a Perú



¿Quién no ha escuchado hablar del famoso cebiche, el lomo saltado, el arroz con pollo o un rocoto relleno bien picante? La variedad de nuestra cocina peruana es inmensa, te imaginas cómo habrán nacido algunos de nuestros llamados platos criollos?

La gastronomía peruana es considerada una de las más ricas y variadas del mundo. Platos como el tacu-tacu, el cebiche, la papa a la huancaína, la causa o la chanfainita compiten por ser los más deliciosos, haciéndole difícil la elección a cualquiera. Son sabores fuertes y originales, característicos de la comida criolla. Pero no todos saben que esta cocina se debe a la fusión de las culturas indígena y española, que comenzó en la etapa de la Conquista. Se dice que los españoles consideraban desperdicios las vísceras y las patas de los animales, que eran los alimentos que abundaban en tiempos de guerra. Cuando los cocineros decidieron utilizarlos surgieron las raciones de emergencia, es decir, platos como el cau-cau, que nació de la combinación de nuestra papa con el mondongo. Fue así que, en un momento de la historia, los hispanos dieron a la cocina peruana el nombre de cocina de campaña o propia de la guerra.

Asimismo, durante el siglo XVI, los españoles descubrieron que los peruanos tenían en su menú favorito no solo el pescado cocido sino también el crudo. El cebiche –en una primera versión- hizo entonces su entrada en el mundo occidental. Recién con la llegada del limón y de la cebolla al Perú, este popular platillo tomó la forma en la que lo conocemos. Se dice que los primeros cebiches nacieron de la costumbre de los pescadores de comer el pescado crudo. Hay muchas versiones sobre el origen del nombre cebiche. Algunos historiadores afirman que la palabra viene de sea beach, “pescado en la playa” por su traducción al inglés, nombre que le habrían dado marineros de Inglaterra. Otros atribuyen el apelativo a los árabes, quienes llaman sibech a las comidas ácidas.